Virus sin cura
Un virus, peatón de la Gran Vía;
el contagio, la amenaza del miedo;
la repatriación, como todo, a dedo.
Solo Dios sabe lo que se sabía.
un repostaje low cost del avión.
Acúsenme huérfano de corazón,
Acúsenme huérfano de corazón,
que el padre vuestro lo rece Ana Mato.
Su orden –millonaria- miró a un lado,
que el Estado laico, aconfesional
prepare un hospital desmantelado.
Ya solo queda que descanse en paz.
Pero el Ébola también son cuchillas
que descuartizan manos en Melilla.