Está dolorido e indignado. Parece que lo que más ha afectado al presidente de la Conferencia Episcopal y cardenal de Madrid Rouco Varela, han sido las formas, la manera de comunicarle que el Papa ha aceptado su renuncia y el que no le hayan contado quien será su sucesor. Este es el resumen de un interesante artículo que recoge en su página web el colectivo de base Redes Cristianas y que está firmado por el director de Religión Digital, José Manuel Vidal.
“No me pueden despedir así. Mi hoja de servicios a la Iglesia merece otra cosa”. Con estas palabras sintetiza Vidal la desazón que atribuye al cardenal ante los hechos que acontecieron el pasado 26 de julio. Recuerda Vidal que el día 25 el arzobispo de Madrid había estado en Santiago de Compostela, “presenciando en primera fila, como eclesiástico de mayor rango, la primera ofrenda del nuevo Rey, Felipe VI, al Apóstol”
“Agasajado cordialmente por unos, temido por otros, el cardenal se fue esa misma noche con su sobrino, monseñor Carrasco Rouco, a pernoctar al obispado de Lugo. Y allí recibió, al día siguiente, la llamada del Nuncio de Su Santidad”, narra el periodista.
¿Para qué le llamaba el nuncio?
El mensaje no dejaba lugar a dudas, el nuncio le citaba de inmediato para darle una noticia que no le adelantó. En su artículo, Vidal desgrana una serie de posibilidades que estaría pensando Rouco: “Podía ser algún caso de pederastia a punto de estallar…. O que el representante papal quisiese saber su opinión sobre el caso Pujol… O que hubiesen llegado al Vaticano rumores sobre el calamitoso estado de las cuentas del arzobispado de Madrid…”
No se lo esperaba
Parece que lo que no esperaba el arzobispo era que el nuncio le transmitiera la aceptación de Francisco de su renuncia, opina Vidal quien destaca que no suele ser el procedimiento habitual: “Cuando un cardenalazo pasa a la reserva, Roma le comunica con mucha antelación el día en que se va a hacer pública la aceptación de su renuncia, así como el nombre de su sucesor”. La renuncia suele presentarse a los 75 años. Rouco cumple 78 este mes.
“Casi llora por las esquinas”
De ahí el dolor y el enfado que le achaca la crónica: “Los que le han visto estos días aseguran que “casi llora por las esquinas”(…). Repite al que quiere oírle casi lo mismo que le dijo al Nuncio: «Con lo bien que estoy de salud, puedo seguir. Hace una semana que estuve en Roma y nadie me dijo nada. Y, ahora, me lo sueltan a través del Nuncio. Con Benedicto XVI no habría pasado»”.
No se quiere ir
El artículo asegura que el disgusto le lleva a anunciar que piensa quedarse en su residencia arzobispal compartiéndola con su sucesor… en plantas separadas. También resalta que su agenda está plagada de actos hasta el 27 de septiembre (fecha fijada para la beatificación de monseñor Álvaro del Portillo quien sucedió al frente del Opus Dei a Escrivá de Balaguer) e incluso ya contaba con el inicio de la habitual visita pastoral de la diócesis.
“El vicepapa español”
Es decir, que Antonio Rouco no tenía el más mínimo atisbo de que dejaría su cargo. El periodista le describe como un “emperador humillado” por haber sido Fratini el mensajero “El vicepapa español despedido por un simple nuncio, al que siempre tuvo controlado y mantuvo sin mando real en el episcopado”.
Fuente: www.elplural.com