Finalizado el requisito de la presentación de avales y posterior votación para elegir al nuevo Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, que sustituirá al autodimitido Pérez Rubalcaba, cabría plantearse una serie de preguntas y consideraciones como las que figuran a continuación. Compartirlas o no es una decisión a tenor del personal criterio de cada uno.
¿Como podrían explicarse las tremendas diferencias en votos entre las distintas CC.AA.? Por ejemplo, de que forma se justifica tal diferencia a favor del candidato madrileño (61,7%) en Andalucía. ¿Es que alguien nos va a convencer de que los andaluces votaron masivamente a Sánchez por conocer sus grandes cualidades y la eficacia de su política?. Obviamente, no. Lo sucedido obedece a una descarada inclinación por este aspirante, fomentada por la Junta de Andalucía, y especialmente por su presidenta, Susana Díaz, de donde se deduce que eso del “ejercicio de democracia”, siendo totalmente legal, habría que contemplarlo con mayor detenimiento.
En efecto, la elección de Pedro Sánchez no ha sido producto de ningún conciliábulo ni conspiración, pero tampoco se podrá negar que altamente inducida por los cuadros del partido, inoculándole a la militancia sus presuntas bondades comparándolo con la condición de taciturno e inoperancia del contrincante, Eduardo Madina, lo que presupone una intencionada manipulación de voluntades, admitida por las reglas del del proceso electoral.
El PSOE siempre ha sido un partido de izquierda, tendente hacia la socialdemocracia, tanto en España como en el resto de Europa, con una ideología perfectamente definida, que no tiene porque vivir preocupado ni obsesionado por el comportamiento de la “extrema izquierda”. Ocupan espacios sociopolíticos distintos de sobra conocidos. Que el comunismo como tal carece de todo futuro en los países realmente democráticos ya no es ningún descubrimiento.
Claro que la democracia es una necesidad pero no solo en el PSOE sino para el conjunto de los restantes partidos, si bien, como concepto empírico, no es suficiente para crecer y lograr el poder. Las naciones necesitan gobernantes con una gran preparación y verdaderamente capacitados para dirigir. Su ausencia, salvo excepciones, ha sido uno de los principales motivos para que España esté tardando tanto en superar la crisis comparativamente con el resto de países del entorno europeo, perfectamente reflejado por la gran disparidad de los porcentajes de desempleo.
Extrapolando esta reflexión a nivel del PSOE, todavía se percibe con mayor claridad. ¿Qué se puede esperar de un presidente que se permitió proclamar nada menos que en Nueva York, “que España gozaba del sistema financiero más sólido del mundo? Ocho años padeciendo inexplicablemente a este desdichado personaje ha representado el someternos a tal atraso que todavía nos costará años el superarlo. Los ignorantes, cuando menos, deberían tratar de ser más prudentes, y en la mayoría de los casos observar un discreto silencio.
El nuevo líder socialista demanda a la ciudadanía que atendamos sus propuestas y observemos lo que hacen, y de tal forma, recuperaremos la necesaria confianza en el PSOE. Quede tranquilo el nuevo el nuevo Secretario General en cuanto a la atención que se prestarán a sus propuestas y acciones, que ya puestos, debería iniciarse con la persecusión de la corrupción. Son demasiados los que ejercen más o menos veladamente este nefasto vicio en España a costa de los bolsillos de sus compatriotas, y cuando algunos gobernantes lo permiten e incluso auspician, es porque en el fondo tienen alma de corruptos y no solo en el aspecto económico. Los españoles podríamos recomendarle que comenzara por su propia formación, desinfectando y saneando todas las irregularidades sin consideraciones para nadie y rodearse de gente honesta y no precisamente por lo que digan sino por sus comportamientos. De no hacerlo, contará siempre con votos sucios, enfermos, pero nunca con los sufragios de los españoles de bien que son millones.
Todas las personas necesitan un margen de confianza, y los políticos no son ninguna excepción. Hasta el momento, Sánchez no ha aportado nada nuevo. No obstante, si pretende ser coherente con su discurso, en lo que respecta a la lacra de la mencionada corrupción, bien podría plantearle a su mentora Susana Díaz, separe del partido a todos los imputados. Por ahora nos han vendido un juguete nuevo, ahora habrá que darle cuerda al muñeco y comprobar si sabe caminar. A estas alturas, convencer a los correligionarios no es fácil, pero cuenta con cierta predisposición del auditorio, todos de la misma cuerda y vinculados por intereses similares. Lo verdaderamente difícil es encandilar a los ciudadanos y recuperar el voto perdido de la militancia, que solo con palabras e inflexiones de voz demasiado mitineras y exageradas no se consigue.
En efecto, la inmoralidad reinante es un problema que no entiende de partidos ni banderías, que afecta a todos pero no por igual. Pedro Sánchez criticó la situación a este respecto de Valencia y Cataluña, omitiendo descaradamente a la comunidad andaluza con cargos de diverso rango imputados por los ERE, cursos de formación y un montón de casos más.
De cualquier forma, Sánchez apunta maneras que nunca demostró su anteceser el impresentable Zapatero. Es un buen comunicador que también ha utilizado como Obama las pantallas invisibles del “telepromter” lo que le permite al orador dar la impresión de que está improvisando continuamente, si bien demostró saber empatizar con cuadros y bases. Continúa con el tedioso “compañeros y compañeras”, pero por lo visto es algo inevitable para un socialista que se precie….
¿Que le pedirán los militantes del PSOE y eso otro gran colectivo de antiguos votantes del partido al nuevo Secretario General? Para empezar y no es poco: seriedad, rigor, prudencia, gran voluntad de trabajo predicando con el ejemplo y sinceridad con los españoles, quienes consideran que los grandes problemas que sufre España, no se solucionan derogando leyes ni rompiendo concordatos. La descarada búsqueda de popularidad torticeramente por parte de los políticos es el mayor de los despropósitos. La socialdemocracia tiene una gran tarea pendiente de realizar en este bendito país nuestro: recuperar el empleo, mejorar sanidad, enseñanza, justicia, ley electoral y un largo etcétera. Las mayorías absolutas y prolongadas solo cosechan descontentos..
A medio plazo, ante el cantado aplazamiento de las primarias para la elección del candidato a la presidencia del Gobierno por el PSOE, posiblemente se le plantee un serio problema a Sanchez. si lógicamente tiene previsto presentar su candidatura y coincida con las pretensiones de Susana Diaz, quien al parecer, aunque por el momento no se manifiesta, quizá se sienta tentada y preparada para ocupar tal dignidad. Para muchos sería aberrante pero la osadía entre los políticos, en ocasiones no tiene limites...¡¡Tiempo al tiempo!!
José-Tomás Cruz Varela