"No creamos en las pistolas, para la vida se ha hecho el hombre y no se ha hecho para la muerte".Esta letra, cantada por Raimon en "un tiempo de un país", expresa con nitidez el sentimiento de muchas personas, en días como los de hoy. Un rechazo a la violencia, expresada en todas las circunstancias y en todos los contextos.
Y expresada hoy, con una traducción muy concreta, porque concreto y específico es el ataque del gobierno israelí sobre la población palestina.
Un rechazo que se suma al rechazo a todas las violencias, todas y sin excepción. Pero la pregunta a hacerse es ¿por qué nuestros gobernantes guardan tanto silencio?
Ayer le pedí al presidente de mi país que condenara los bombardeos sobre Gaza. Y me respondió hablando de todas las violencias. Hablando del abatimiento del avión a Ucrania, que condenamos. De las masacres de Sudán, que condenamos.
Pero el problema hoy es otro. El problema es que mientras todos condenamos el asesinato de jóvenes israelíes, algunos justifican como defensa lo que es un ataque y un castigo colectivo, con más de 3.000 heridos y más de 600 muertos, un tercio de los cuales son niños. Y la comunidad internacional y nuestros gobiernos hablan a micrófono cerrado, pero cuando se expresarán callan.
¿Alguien podría imaginar que un gobierno democrático mantuviera acuerdos con un gobierno fanatizado, como se mantienen hoy con el gobierno de Israel? Hoy, el gobierno de Netanyahu es un gobierno que actúa secuestrado por grupos de extrema derecha. Y de la misma manera que a nadie se le ocurriría firmar acuerdos con gobiernos o facciones fanatizadas, sería bueno que los gobiernos suspendieran acuerdos con aquellos que vulneran los derechos humanos.
Pero el gobierno de mi país no está a la altura. Y necesita hablar del avión abatido en Ucrania para ocultar que no ha querido pedir a Israel que ratifique el Estatuto de Roma por el que se establece la Corte Penal Internacional. Se negaron a pedir a Israel que se abstenga de utilizar el castigo colectivo;a publicar los acuerdos firmados por parte del gobierno con empresas e instituciones israelíes; a detener acuerdos con empresas e instituciones que tengan un papel directo y demostrado en la ocupación y colonización ilegal de territorios palestinos.
Siento hablar de Israel y de su violencia, pero se que es una violencia que emana de un estado y no de una fracción armada. Y es la violencia que está golpeando el mundo.
Como muchos y muchas, defiendo el derecho a existir del Estado de Israel y del Estado palestino. Defiendo que pueden convivir. Y afirmo que la frialdad, la indiferencia o la neutralidad ante un ataque tan descomunal no es sólo ponerse al lado del opresor, sino no ayudar a buscar soluciones no sólo para Palestina sino asistir a la deriva autoritaria de un gobierno fanático y radicalizado, factor principal de desestabilización en el Mediterráneo.
No habrá paz con tanta injusticia.
Joan Herrera
Fuente: El bloc de Joan Herrera
Artículo traducido por Eco Republicano del original en Catalán: Totes les víctimes