En España hay dos tipos de familia: la Familia Real y la familia real. La primera posee derechos, tierras, fortunas y reconocimientos; la otra lucha duro día a día para poder alimentar a los suyos a duras penas y representa la cruda realidad del país, camuflada bajo la primera, que parece enaltecer a todo país que la posee. Es triste que el país esté afrontando diversos problemas en prácticamente todos los ámbitos y que no se aúnen las fuerzas políticas votadas por estas personas que los sufren día a día y para las cuales trabajan dichas fuerzas y se resuelvan estos problemas cuya duración ha sido prolongada durante años y que en un breve plazo de unos días se solucione una sucesión monárquica superflua y careciente de representación de la horripilante realidad. Es triste ver cómo un 25% de la población española se encuentra sin trabajo, haya una escandalosa cifra de pobreza infantil, desahucios y un largo etcétera y ello no se erradique y, sin embargo, la continuidad de la herencia familiar de un cargo público se resuelva deprisa y corriendo. No hay realeza enaltecedora cuando la realidad popular es demoledora.
Es inconcebible que se suban los impuestos, se hagan recortes en ámbitos tan imprescindibles y vitales como la sanidad y la educación públicas argumentando que ‘’no hay dinero’’ y, sin embargo, se costee con fondos públicos una ceremonia totalmente superflua y cultural de carácter simbólico. No hay cultura ni símbolos que valgan cuando las necesidades primordiales de los ciudadanos como comer, estar sano o estudiar no son saldadas; no hay ceremonia ostentosa que valga cuando ello únicamente tapa una realidad más real que la realeza en sí misma. Es totalmente inmoral movilizar albañiles, jardineros, policías y carteleros; es totalmente inmoral quitar adoquines de las calles para que pasen caballos, colgar carteles vastísimos de dos seres humanos que son como usted y yo y son tratados como deidades, movilizar furgones policiales, ambulancias, 120 francotiradores, llenar las calles de flores inundándolas de diversos colores cuando la realidad de España está en blanco y negro. No puede haber niños y niñas en peligro de desnutrición y que el dinero público, que por lo visto, según las medidas tomadas por los gobernantes, es escaso, se invierta en honorificar más aún a unos cuantos mientras los mismos que han hecho posible el mandato de los políticosse hundan en la tristeza y la miseria. La política está para mantener el orden y ayudar a la ciudadanía, es irónico que se la aplaste así mientras se sube en volandas a una minoría sin argumento moral y lógico alguno. Primero los seres humanos y sus necesidades básicas cubiertas y luego lo superfluo y adornado, sino no existe política democrática.
No puede existir una civilización moral y constitucionalmente democrática si en ella no se encuentra el principio básico de la igualdad. Cuando alguien posee derechos tales como inviolabilidad, aforamiento, herencia de un cargo público por ser de ‘’sangre azul’’, factor ya segregativo en sí, etcétera, no se puede hablar de igualdad social. También es insultante considerar un Estado democrático e igualitario cuando se permite que haya una monarquía que trata de inferior a al género femenino no permitiéndole reinar sobre el género masculino, algo también digno de hace siglos e incluso milenios y ni mucho menos del siglo XXI. Es totalmente inmoral e impensable que una persona de 8 años, Leonor de Borbón, cobre la escandalosa cifra de 8000 euros mensuales mientras el salario mínimo interprofesional en España es de 645,30 euros al mes, lo cual es totalmente una burla a la población si tienes que mantener y alimentar a toda una familia y pagar impuestos. No puede permitirse que una persona que no aporta ni trabajo ni beneficio social cobre 13 salarios mínimos españoles. Es inadmisible que mientras una hija heredera ya princesa se vista con los mejores y más caros vestidos de seda hechos a medida y a mano mientras muchos de sus iguales, los hijos del resto de españoles, no puedan siquiera tener una comida digna y decente una vez al día y que la primera tenga posibilidad de acceso a las más caras y prestigiosas escuelas y universidades mientras los segundos podrán pagarse, si pueden, a duras penas los estudios de la disciplina que aman y que necesitarán para comer.
Un gobierno no puede permitir que muchos de sus jóvenes no tengan la posibilidad de estudiar no sólo por la felicidad personal del estudiante, sino por la de la sociedad, que precisa de ambiciosos y preparados jóvenes para que la misma se sostenga, evolucione y funcione correctamente.Es totalmente vergonzoso que un país constitucionalmente democrático e igualitario, en pleno siglo XXI, permita que por tener un apellido se cobre una ingente cantidad de dinero con la que se podría sacar de la pobreza a mucha gente. No se puede tratar a una población como auténticos inferiores y ponerlos en segundo plano como si fueran ganado. No debe continuarse con un sistema monárquico cuyas raíces más profundas se encuentran en el abuso y explotación de la población, imposición de ideales, persecución, herencia de cargos, regalo de tierras, títulos y derechos. Ha de acabarse con una estirpe que dio origen a oscuros siglos en España y muchos otros países, que provocó que el único método de salvación fuera una revolución con muertes, heridos y lucha por algo tan simple como ser iguales y llevar una vida digna. No nos podemos atar al pasado, hay quehacer borrón y cuenta nueva. No se puede heredar una jefatura de estado, no se puede heredar un cargo público, una profesión, ya que en una sociedad democrática e igualitaria todos los ciudadanos tienen posibilidades y se tienen en cuenta las capacidades y no los apellidos y la sangre.
Numerosos son los nombramientos de la Constitución española en defensa de la monarquía de forma totalmente hipócrita ya que a la vez se atenta contra ese mismo sostén básico de su argumento cada día y además se ha modificado la misma y algunas leyes en situaciones que podían provocar beneficio subjetivo. No se puede defender una Constitución que entró en vigor en el año 1978 ya que es absurdo someter a las nuevas generaciones, algunas de casi 40 años, a una constitución que ni ellos votaron; las generaciones cambian, la situación de un país también lo hace, por lo tanto no puedes basarte en algo realizado hace 40 años en otro contexto totalmente diferente y votado por personas totalmente diferentes; además es antidemocrático negar el derecho a los españoles de votar durante 40 años. No sólo el hecho de defender la invariabilidad de la Constitución es fácilmente contraargumentado, también lo es el hecho de defender los contenidos de la misma ya que de manera continua se deriva en hipocresía. La mencionada igualdad en la Constitución de 1978 es uno de los puntos hipócritas ya que una monarquía es totalmente antagónicacon dicha igualdad por hechos como la inviolabilidad del rey, los sueldos escandalosos y tan alejados de los del resto de ciudadanos cobrados por los pertenecientes a la monarquía incluso por parte de menores de edad sin trabajar, la herencia de títulos y tierras, las desigualdad de la mujer frente al hombre en la sucesión de la corona, etcétera. También es contrariada la Constitución al no someterse la economía del país al bien común, como bien dice la misma, ya que en vez de ello se destinan millones a la salvación de bancos cuando ese mismo dinero podría solucionar problemas tales como dificultades para comer, becas escolares o pagar medicamentos de aquellos que necesitan ayudas económicas.
Otro punto que da lugar a la hipocresía es la libertad de expresión presente en la Constitución, la cual fue arrebatada el día de la ceremonia de sucesión monárquica al prohibirse la libertad de expresión de los manifestantes a favor de la República castigando el uso de símbolos simpatizantes con esta ideología, lo cual es digno de un régimen dictatorial y de una persecución digna de la extinta Inquisición; todo ello es un doble ataque hacia su propio argumento ya que no sólo produce hipocresía al no cumplirse la Constitución sino que además se modifica la misma durante un periodo breve de un día para intereses propios, que a su vez es hipócrita por dos razones: se defiende que no se puede cambiar la Constitución ya que en su día fue votada y, sin embargo, se modifica un día; no se cumple el apartado de la Constitución que menciona que la soberanía popular, arrebatando por enésima vez la razón al argumento que tanto repiten. No sólo cabe mencionar aquí la soberanía popular que menciona la Constitución española, también ha de hacerse haciendo referencia al deseo de invariabilidad de la misma que presentan los defensores de la monarquía ya que la propia Constitución da la soberanía a los ciudadanos españoles.
Esta soberanía también se incumple cuando se pone en manos de unos pocos la decisión que afecta a la sociedad en general ya que los gobiernos deben cumplir los puntos presentes en el plan electoral que votaron los ciudadanos y someter determinadas decisiones surgidas de forma accidental durante su periodo gubernamental a un referéndum popular. Además se ha decidido enmendar una ley orgánica para poder proteger al rey Juan Carlos con un fuero penal cuando ello no ha sido sometido a la voluntad popular, atentando contra la soberanía popular, y atenta contra la igualdad de todos los españoles ya que significa gozar de privilegios.Esa tan defendida Constitución, además, menciona que todos los ciudadanos españoles tendrán derecho a bienes como vivienda, trabajo, acceso a la cultura, salud, etcétera cuando todo ello se incumple al desahuciar a familias enteras con menores de edad y ancianos; al privatizar escuelas y universidades y necesidad de muchos universitarios de dejar la carrera por la imposibilidad de costeársela; al hacer recortes en sanidad e incapacidad, por consiguiente, de pagar medicamentos por parte de enfermos o al haber un 25% de paro.Todos estos hechos provocan no más que hipocresía y falsedad en las palabras de los cuales toman como argumento la Constitución para defender la monarquía ya que toman la parte parcial que les beneficia y no la parte objetiva, lo cual dejaría entrever el nefasto argumento que queda ridiculizado por sí solo.
Hoy en día es prácticamente imposible obstaculizar la comunicación popular y callar a las masas debido al excelso momento que están viviendo las redes sociales e internet en general, donde las ideas y opiniones populares se agolpan y extienden. Gracias a estos lugares la información corre como la pólvora de boca en boca o, mejor dicho, de ojo en ojo. También, estas redes sociales y lugares de la red, permiten convocar huelgas, organizar reuniones, crear grupos de ciertas ideologías políticas, crear páginas web de difusión de noticias, etcétera. Todo ello es la columna vertebral que mantiene viva y poderosa a la población, evitando que la corrupción sea camuflada y que la población esté desinformada, como podía pasar en otras épocas. Este hecho propicia que la sociedad intimide a las grandes fuerzas políticas y les da poder de luchar contra ellas, lo cual es una gran herramienta revolucionaria que debemos usar ‘’los de más abajo’’, como se considera a los no ricos o nobles injustamente ya que todos debemos estar a la misma altura. Tarde o temprano la voluntad mayoritaria se alzará justamente consiguiendo una situación de bienestar y felicidad global.
Yo no me arrodillo ante un apellido, sino ante una persona ejemplar; el honor no se hereda ni se compra, se consigue. ¡VIVA LA REPÚBLICA!
Diego Ayuso González
Twitter: @DAyusoG