María Servini |
Los testimonios y pruebas de los crímenes del franquismo que la jueza argentina María Servini acaba de recoger en España arrojan una novedad importante: entre los miles de fusilados por el régimen habría 28 argentinos.
Así lo informó este domingo el diario porteño 'Perfil', único medio de comunicación argentino que habló con la jueza el sábado, cuando iba a tomar el vuelo de regreso a Buenos Aires tras pasar dos semanas visitando a víctimas en sus casas del País Vasco, Andalucía y Madrid.
La novedad sobre el número de argentinos ejecutados en la guerra civil y la dictadura, de lo cual la magistrada no dio detalles, no se conocía. Pero guarda cierta lógica con la relación bilateral entre ambos países. En Argentina vive la mayor comunidad de emigrantes españoles. Y por entonces muchos volvieron a combatir por la República.
Colaboración de los jueces, no de los periodistas
Cuando la periodista del periódico le preguntó a Servini si alguna autoridad del gobierno español se había puesto en contacto con ella durante las dos semanas que pasó en España, respondió: "No, ninguna".
En cambio, sí valoró favorablemente que "hemos tenido una muy buena colaboración por parte de los jueces que nos han atendido". "Nunca esperaba tanto". agregó.
No obstante ello, subrayó que "el primer juez con que contactamos, el magistrado Rodríguez, del Juzgado número nueve de Miranda del Ebro, en Burgos, no nos atendió"
Así como que la jueza Elena Serrano Mallorquín, del Juzgado número nueve de Málaga, no nos autorizó a visitar el cementerio de Málaga, donde se encuentra una fosa común con más de 4.200 cadáveres sin identificar, por un problema de agenda".
"Igualmente -rescató- esa magistrada, se comprometió a hacer ella misma, la diligencia el día 18 de junio, y a remitirnos la información". "Por lo demás -completó-, vimos a todos los testigos, y aunque mayores, todos estaban muy lúcidos y tomamos declaración.
La única causa penal por el franquismo
Esta es la única causa penal en el mundo por los crímenes del franquismo y está inspirada en el principio de la justicia universal. Arrancó el 14 de abril de 2010, aniversario de la Segunda República. El primer querellante fue el gallego Darío Rivas Cando, de 94 años, que reclamó por su padre, Severino, fusilado el 29 de octubre de 1936 siendo alcalde de la localidad de Castro de Rei y diputado provincial.
Y le siguió Inés García Holgado -también residente en Argentina-, que se querelló por dos tíos abuelos fusilados en 1936, Elías García Holgado, alcalde de Lumbrales, y Luis, administrador de Correo en Herbas, así como por un tío, Vicente, desaparecido en 1937, en el batallón Lister.
A esas querellas se han ido sumando otras de distintos represaliados de la dictadura, como por ejemplo los ex presos políticos agrupados en La Comuna; las familias de etarras y miembros del FRAP fusilados en los 70, e incluso la Asociación de Niños Robados en España.
En el expediente que tramita la juez Servini de Cubría ya hay entre150 y 200 querellantes que han viajado expresamente a Buenos Aires para declarar en el juzgado y constituirse como acusadores de funcionarios de Francisco Franco. O, si no, enviaron a apoderados.
Entre ellos destaca la hermana del ejecutado por la dictadura Salvador Puig Antich, que ha pedido a la juez una orden internacional de busca y captura contra el ex ministro del régimen José Utrera Molina, suegro del actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.
Servini de Cubría ha pedido a España que extradite a dos policías franquistas imputados por el delito de torturas, Juan Antonio González Pacheco, de 66, alias Billy El Niño, y Jesús Muñecas Aguilar, de 74. Pero la Audiencia Nacional ha rechazado esos pedidos.
También la jueza ha pedido a España la exhumación de cadáveres de víctimas que yacen en una fosa común del cementerio de Guadalajara. Quiere comprobar vía análisis de ADN, si allí están los restos Timoteo Mendieta Alcalá, fusilado por el franquismo. Su hija, Ascensión Mendieta Ibarra, de 88 años, viajó especialmente a Buenos Aires a rogarle a Servini que la ayude a encontrar los restos de su padre antes de morir.
Fuente: www.elmundo.es