Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión. Estos derechos incluyen, el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el derecho a investigar y recibir información y opinión, así como el de difundirlo, sin limitación de fronteras y por cualquier medio de expresión. No lo digo yo, lo dice el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Viene a cuento, porque el día 3, se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) a propuesta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), proclamó el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, con el objetivo de «fomentar la libertad de prensa en el mundo, al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente, es un componente esencial de toda sociedad democrática». Se celebraba esta fecha, en un comienzo de mes cargado de conmemoraciones. El 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, fecha emblemática para la clase obrera, en la lucha por los derechos, mejores salarios, seguridad y dignidad; el 2 de Mayo en Madrid, por el comienzo de la guerra de la independencia contra la Francia napoleónica, que permitió entronizar al Rey Felón (Fernando VII) y a su descendencia.
No todos los países tienen garantizada la libertad de la prensa. En España sí. La Constitución reconoce y protege los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o por cualquier otro medio de reproducción (Artículo 20). Igualmente se reconoce y protege el derecho a «comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión», así como el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades, puntualizando que «el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa». Por último «sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial». Está claro que el gobierno no puede limitar —y debe proteger— la libertad de difundir los pensamientos, ideas y opiniones, «por cualquier medio de difusión». Lo que no está claro es si, este gobierno, lo entiende de igual forma o subvierte la idea, como nos tiene acostumbrados en otros tantos temas.
En 1991 en la ciudad Windhoek, en Namibia, entre los días 29 de abril y 3 de mayo, dentro del marco del Seminario para la promoción de una prensa africana independiente y pluralista, organizado por la ONU y la UNESCO, recordando distintas resoluciones de la Asamblea General, se declaraba que la libertad de información es un derecho humano fundamental, así como que la información está al servicio de la humanidad. Durante estas fechas se entendió que el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista y libre, son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para su desarrollo económico.
Por prensa independiente hay que entender, una prensa sobre la que los poderes públicos no ejerzan ni dominio político o económico, ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios; y por prensa pluralista debe entenderse, la supresión de los monopolios de toda clase y la existencia del mayor número posible de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas, que reflejen la más amplia gama posible de opiniones dentro de la comunidad. Entendido esto así, ya vemos como la independencia y el pluralismo, por estos lares y en estos momentos, deja mucho que desear.
En mensaje conjunto de Ban Ki-Mon, Secretario General de la ONU y Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, relacionan la libertad de prensa, con la agenda a largo plazo para el desarrollo sostenible que suceda, tras 2015, a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Entienden que «La buena aplicación de esa agenda exigirá que todas las poblaciones gocen de los derechos fundamentales a las libertades de opinión y de expresión, que son esenciales para la democracia, la transparencia, la rendición de cuentas y el imperio de la ley, y vitales para la dignidad humana, el progreso social y un desarrollo incluyente». Muchos gobiernos tienen que tomar nota.
Este año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa, sirve para poner de relieve la importancia que tienen los medios de comunicación independientes, libres y pluralistas para la protección y promoción de estos mismos derechos. El periodismo y el análisis contrastado, ofrece una base para el debate informado, sobre temas de máximo relieve, como son «los problemas ambientales, los avances científicos, la igualdad de género, la participación de los jóvenes y la consolidación de la paz», dicen los responsables de estos organismos internacionales. Solo puede haber buen gobierno, cuando los periodistas tengan libertad para examinar, escrutar y criticar sus políticas y actuaciones.
Pese a todo, la prensa y los periodistas, siguen afrontando graves amenazas personales y por tanto también la libertad de prensa. En muchos países —ahora también lo vemos en España—, los periodistas y profesionales de los medios de comunicación, están encontrando obstáculos sistemáticos para dar una información veraz, desde la censura, la detención y el encarcelamiento, hasta los actos de intimidación, ataques, incluso el secuestro y asesinato. Estos abusos muestran que la libertad de prensa y los derechos humanos, son extremadamente frágiles y deben defenderse con ahínco por toda la sociedad, contra los gobiernos antidemocráticos y represivos.
Reporteros Sin Fronteras (RSF), denuncia que más de un tercio de la población del mundo vive en países en los que no hay un sistema democrático y por tanto no hay libertad de prensa. Con motivo de la celebración de este Día, RSF publica una lista de los «100 héroes de la información», quienes contribuyeron a promover la libertad consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La mayoría de los gobiernos no democráticos —aquí lo conocemos bien— utilizan a los medios informativos y profesionales afines, para promover propaganda crítica y mantener su base de poder político, suprimiendo —a menudo brutalmente—, cualquier intento de desafío a la línea oficial del gobierno. Según el barómetro de RSF, en el presente año, 16 periodistas han sido asesinados y 166 encarcelados, 6 colaboradores han muerto y 14 encarcelados y por último, han sido asesinados 3 ínternautas y 165 encarcelados.
Es necesario que gobiernos, partidos, sindicatos, organizaciones sociales y la sociedad en su conjunto, defiendan activamente las libertades de expresión y de prensa, como derechos fundamentales que son, denunciando la violencia contra los periodistas y combatiendo la impunidad de los gobiernos, que pretendan la oscuridad, frente a la transparencia informativa. «La tendencia mundial hacia la democracia y la libertad de información y de expresión es una contribución fundamental a la realización de las aspiraciones de la humanidad».
Fuente: www.nuevatribuna.es